Incluso si se ha realizado una adecuada selección de las unidades que formarán parte del estudio, aún puede presentarse el error sistemático en el momento de la medición, la intención de factibilizar el estudio nos induce a cometer errores en el proceso de la medición, estos errores se pueden deber al observador, al instrumento y al ente observado.
La medición como procedimiento para recolectar datos, corresponde a la observación sistemática, recordando que en todo proceso de observación, podemos identificar: al sujeto observador, al ente observado y a los medios de observación que en este caso, se trata de un instrumento de medición.
A partir de la identificación de estos elementos que participan en el proceso de la medición (observación sistemática), podemos agrupar a los errores o sesgos que se cometen en el proceso de la medición, como sesgos del observador, sesgos del instrumento y sesgos del sujeto observado.
Como quiera que los sesgos corresponden a inadvertencias por parte del investigador, la única forma de evitar cometer estos errores o sesgos, es si los tenemos presentes al momento de realizar las mediciones, debe haber un plan de control de sesgos de medición, en la sección de procedimientos del proyecto de investigación.
1. Sesgo del observador
La capacidad de observación de un suceso es variable de un individuo a otro, debemos agregar que el observador tiene una predisposición personal y, a veces, prejuiciosa debido a su interés de querer demostrar su hipótesis; o evidenciar alguna condición que lo haya llevado a desarrollar su estudio.
El sesgo del observador puede aparecer desde los estudios descriptivos, por ejemplo, si a un patólogo se le entrega una muestra histológica de un paciente con cirrosis alcohólica, ya sabemos lo que nos va a informar, por lo que no es conveniente advertirle del diagnóstico presuntivo, ello hará que el informe del patólogo sea más objetivo, o no esté sesgado.
En un estudio de casos y controles, el investigador suele mostrar más entusiasmo a la hora de buscar la característica que diferenciará al grupo de casos respecto de los controles; la necesidad de querer demostrar las diferencias, lo motivará a ponerle mayor énfasis en el análisis del grupo de los casos, no así en el grupo de los controles.
En un estudio experimental, donde se cuenta con dos grupos: el grupo con intervención y el grupo sin intervención; el investigador estará más interesado en la búsqueda de la característica en estudio, en el grupo experimental, porque tiene interés en querer comprobar su planteamiento o proposición lo cual corresponde a su hipótesis.
En cambio, en el grupo blanco, en el cual no realizó ninguna intervención, no espera encontrar diferencias entre las evaluaciones antes-después, precisamente porque no hubo ninguna manipulación, entonces su entusiasmo será menor, que cuando buscaba la característica en estudio en el grupo experimental.
El control del sesgo del observador se consigue con la estrategia del estudio ciego, es decir que la persona que realiza las mediciones, desconoce los objetivos del estudio, así sus mediciones serán más objetivas, esta condición se puede realizar tanto para los estudios descriptivos como para los estudios analíticos.
La estrategia consiste en dividir la tarea en investigador y observador, es decir, que se le asignará la tarea de la observación o medición a una tercera persona; el observador, que no es el investigador, deberá desconocer los objetivos de la investigación, en un estudio experimental el observador no tendrá la posibilidad de identificar al grupo de estudio y al grupo control.
En resumen, si el observador conoce la naturaleza de los grupos a comparar y conoce también los objetivos del estudio, puede tener un interés encubierto en querer demostrar su hipótesis, situación que puede controlarse fácilmente consiguiendo que otra persona sea la que realice las mediciones, esta persona deberá desconocer la naturaleza del estudio.
2. Sesgo de la capacidad diagnóstica
Toda medición debe realizarse con el instrumento denominado patrón, estándar de oro o diagnóstico definitivo, esto porque las mediciones realizadas con los instrumentos de tamizaje, despistaje, screening o cribaje, no poseen la misma capacidad diagnóstica de un instrumento para detectar lo que debe medir.
Es conocido que no existe coincidencia absoluta entre dos instrumentos de medición, por esta razón, cuando es posible elegir entre dos instrumentos para realizar una misma medida, debemos utilizar el instrumento patrón, denominado también como estándar de oro o diagnóstico definitivo, es la única manera de asegurar la exactitud en las mediciones.
Por ejemplo, si queremos detectar lesiones en el tejido muscular, debemos utilizar la resonancia magnética, pero no siempre podremos contar con este medio diagnóstico, entonces utilizamos la ecografía como medio alternativo, es más rápida y más económica, pero no es tan exacta, entonces aparece el sesgo de la capacidad diagnóstica del instrumento.
Los instrumentos lógicos o documentales requieren de validación en términos de contenido, a diferencia de los instrumentos mecánicos que carecen de este sesgo porque apuntan a medir magnitudes físicas, por eso lo primero que tenemos que hacer, para poder medir una variable subjetiva, una magnitud lógica, es definir el concepto que queremos medir.
Para controlar el sesgo de la capacidad diagnóstica del instrumento, debemos contar con un instrumento plenamente validado, esto es muy fácil de conseguir cuando de instrumentos mecánicos se trata, no tanto así cuando trabajamos con instrumentos documentales, puesto que los instrumentos documentales requieren de la validación por parte del investigador.
Un instrumento válido cuenta no solamente con validez de contenido, es decir, no solamente mide lo que debe medir, sino que además tiene validez de constructo, se trata de un arreglo interno de su contenido en dimensiones que cubren adecuadamente el concepto; además es fiable, quiere decir que sus mediciones son consistentes.
Adicionalmente a ello, un instrumento válido tiene mediciones estables, tanto si lo utiliza un mismo investigador para evaluar a un mismo individuo (estabilidad intraoperador); como si lo utilizan diferentes investigadores para evaluar al mismo individuo (estabilidad entre operadores); y también posee una forma concreta de verificar sus resultados esto es la validez de criterio.
Para decir que se ha controlado el sesgo de la capacidad diagnóstica del instrumento, se debe utilizar el mismo instrumento para evaluar a todas las unidades de estudio, el instrumento tiene que estar validado e idealmente debe ser el instrumento patrón que corresponda, para la variable a medir, el no hacerlo incurre en este tipo de sesgo.
3. Sesgo de rendimiento del instrumento
Imagina que deseas evaluar el nivel nutricional de un conjunto de niños y el instrumento que pretendes utilizar es una balanza que incrementa en un kilogramo a todo aquel que se sube en ella, el sesgo del rendimiento del instrumento aparece cuando para la medición se utiliza un instrumento descalibrado.
Al igual de lo que ocurre con los instrumentos mecánicos, los instrumentos documentales, también pueden descalibrarse, esto ocurre cuando son traducidos de un idioma a otro, cuando son utilizados en una población distinta a la que se usó para su validación y cuando ha pasado mucho tiempo desde su creación.
Por ejemplo, un instrumento para medir el nivel socioeconómico de las personas en 1980, consideraba dentro de sus ítems, la condición de una familia de poseer un televisor a colores, que en esa época se venían recién masificando en la población, hoy en día todos los televisores son a colores, y su acceso se ha globalizado debido a la reducción de su costo.
Asimismo, los instrumentos elaborados originalmente en un idioma distinto al nuestro, después traducirlo tiene que revisársele sus propiedades métricas; pero incluso si el instrumento ha sido elaborado en nuestro propio idioma, pero validado en una población culturalmente distinta a la nuestra, necesita que le revisemos sus propiedades métricas.
Si al evaluar el rendimiento académico de un grupo de alumnos utilizamos un instrumento documental no calibrado, es posible que algunos aprueben incluso si no tienen el nivel de conocimientos suficientes para ello; o al revés podría ser que exista un grupo de alumnos que teniendo el suficiente nivel de conocimientos, hayan sido calificados como desaprobados.
Para controlar el sesgo del rendimiento diagnóstico, debemos contar con un instrumento previamente validado, al cual le tenemos que revisar sus propiedades métricas y optimizar el rendimiento en función a la sensibilidad y especificidad que nos entrega el instrumento a través de sus diferentes puntos de corte.
Un instrumento de medición documental posee tanto propiedades intrínsecas como extrínsecas, son propiedades intrínsecas, la validez de contenido, la validez de constructo y la fiabilidad, son propiedades extrínsecas la estabilidad, la validez de criterio y el rendimiento del instrumento, todas estas cualidades deben ser revisadas.
De manera que para que el instrumento sea válido, no basta con que mida lo que debe medir, eso corresponde solamente a la validez de contenido, además, debe cumplir con las propiedades métricas y una adecuada optimización mediante procedimientos estadísticos que nos aseguren la exactitud de las mediciones.
4. Sesgo de memoria
Es un sesgo de la unidad de información, si preguntamos a un paciente que padece de una determinada enfermedad, por un antecedente de exposición, existe la posibilidad de olvido, muchas exposiciones para ellos pasan inadvertidas y las pueden omitir, porque para ellos no fueron relevantes en el momento en que ocurrieron.
En un estudio de casos y controles, en el grupo de casos, que son los enfermos, los pacientes tienden a maximizar todos los eventos pasados, ellos piensan que cada una de las experiencias que han vivido anteriormente son las causantes de la enfermedad y, por ello, las van a maximizar y relatar incluso con los detalles más finos, que según ellos son las causas de su enfermedad.
Por otro lado, las personas sanas (que son el grupo control) van a minimizar cualquier evento del pasado, van a pasar por inadvertido las circunstancias que incluso pudieron haber generado una enfermedad, siendo que son sanos, para ellos ningún evento del pasado fue potencialmente nocivo como para haber producido una enfermedad.
Por esta razón, las características que buscamos conocer mediante una entrevista a pacientes no son exactas, el diseño de casos y controles tiene ampliamente este sesgo de información, este sesgo está presente cuando se desea conocer datos históricos, por tanto, es propio del estudio histórico y de su uso como herramienta para la investigación.
Para controlar el sesgo de memoria, existen diversas estrategias de recolección de datos, por ejemplo, en lugar de preguntarle la edad al paciente es mejor preguntarle la fecha de nacimiento, pero mejor aún será pedirle su documento nacional de identidad y así poder tener un dato más fidedigno, de la característica que buscamos conocer.
En los estudios basados en la documentación, los datos secundarios no fueron recolectados por el investigador y, por lo tanto, no puede dar fe de la exactitud de los mismos, tanto si corresponden a variables objetivas como a variables subjetivas, dado que la información ya está registrada, nunca conoceremos el valor real de la medición.
En un estudio retrospectivo, el investigador no realizó ninguna medición, ni tiene contacto directo con la unidad de estudio, por esta razón los datos que no fueron medidos por el investigador no tienen la misma exactitud de aquellos que, el investigador mismo pudo haber medido. En este caso no es posible controlar el sesgo de la unidad de información.
En términos generales, el sesgo de memoria aparece cuando las unidades de estudio son sujetos o individuos y no puede ser controlado cuando el investigador utiliza datos secundarios, o cuando las fuentes de información son secundarias, propio de los estudios retrospectivos, tal como ocurre en los estudios históricos, como en aquellos que los usan como herramienta.
5. Sesgo de adaptación
Las respuestas de los evaluados pueden estar condicionadas a los resultados del estudio; por ejemplo, en una entrevista para acceder a un puesto laboral, el evaluado emite respuestas en función a lo que desea oír el entrevistador, esto con el fin de obtener una ganancia secundaria, esta ganancia sería obtener el puesto laboral.
Es usual que el sujeto evaluado tienda a cambiar sus respuestas o a mentir sobre su realidad. Una forma de detectar y solucionar este problema es mezclando diferentes instrumentos de medición, se puede introducir una escala de mentira, de tal modo que podamos, saber si el evaluado está realmente dirigiendo sus respuestas.
Por otro lado, en los experimentos, los individuos pueden retirarse por no haberse adaptado a un tipo de intervención por sobre otro; si se está ejecutando la comparación de dos grupos donde la intervención en cada uno de ellos es distinta, puede resultar para los individuos estar más cómodos en un grupo que en otro.
El abandono del estudio por parte de los individuos, determinará que las diferencias encontradas no correspondan a la intervención del investigador, sino a la causa de deserción a lo largo del estudio, aunque no siempre es posible ocultar el tipo de intervención, se debe contar con las estrategias para conseguirlo y evitar este tipo de sesgo.
El control del sesgo de adaptación se realiza no advirtiendo a los participantes sobre el tipo de exposición, a esto se le llama estudio ciego y si le sumamos el haber cegado al observador, hablamos de doble ciego; pero no siempre se puede cegar a las unidades de estudio, no siempre se puede ocultar el tipo de exposición al cual se les está sometiendo.
Por ejemplo, si comparamos la eficiencia de dos técnicas pedagógicas para el aprendizaje del curso de bioestadística, la clase presencial vs el uso de los videotutoriales, es lógico que los participantes se van a dar cuenta a cuál de los dos grupos pertenecen, es imposible que pase inadvertido el grupo al que pertenecen, en ese caso tendremos que asumir el sesgo de adaptación.
En resumen,para controlar adecuadamente los sesgos de medición, se necesita, en primer lugar: que un tercero realice las mediciones, en segundo lugar: utilizar el instrumento denominado estándar de oro, en tercer lugar: revisar las propiedades métricas del instrumento, a fin de realizar ajustes de calibración y optimizar el instrumento.
En cuarto lugar: elegir adecuadamente las estrategias de recolección de datos para evitar respuestas direccionadas o buscar una mejor fuente de información, y en quinto lugar: agregar escalas de mentira y en los estudios experimentales cuando sea posible evitar que los individuos evaluados sepan el grupo al que se les ha asignado.